Yo sin ninguna escoba que vender, tú con mil y una noches que olvidar;
a mí no me quería una mujer, a ti se te moría una ciudad.
Tú habías perdido el último autobús, a mí me habían hechado de otro bar.
Yo no jugaba para no perder, tú hacías trampas para no ganar;
yo no rezaba para no creer, tú no besabas para no soñar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario